BLOG DE HISTORIA 1º BACHILLERATO

Prof. Luis Pérez-Cea Soto

jueves, 19 de enero de 2012

DEMOCRACIAS Y TOTALITARISMOS (1918-1939)

I - Las Relaciones Internacionales en el Período de Entreguerras. La S.D.N
El período comprendido entre las dos guerras mundiales es de gran complejidad.  Por un lado la propia situación económica generada por la I Guerra Mundial, las consecuencias de la crisis económica mundial y la extensión de conflictos a todas las partes del mundo, y por otro la crisis de las democracias liberales en Europa y el ascenso de los totalitarismos en diversos países cuyo colofón estará representado por la Italia Fascista y la Alemania Nazi, amén de la férrea dictadura soviética.  Si a ello le sumamos el auge norteamericano y el japonés comprenderemos la dificultad inherente al período.  En suma, problemas nacidos como efectos de la I Guerra Mundial y un proceso internacional que representa un viraje hacia la guerra.
1º.- LOS PELIGROS DE LA PAZ (1920 – 1932)
Estos años presentan una triple casuística en lo que a las relaciones internacionales se refiere:
·        El sistema de conferencias como nuevo medio diplomático para solucionar situaciones conflictivas propuesto por el Presidente Wilson.
·        La crisis económica mundial y su incidencia en las relaciones internacionales.
·        El ascenso de Francia como potencia de primer orden en Europa tras la Paz de Versalles y su animadversión hacia Alemania, además de la marginación rusa a causa de la Revolución.
La nueva diplomacia que Wilson impone a los europeos tras la guerra implica el principio de la igualdad de todos los estados, no importa su tamaño, en un sistema diplomático abierto que evite el peso exclusivo de las grandes potencias, teniendo como base la democracia.   El resultado de esta idea es la creación de la Sociedad de Naciones (SDN).
Francia, por su parte ejercía una fuerte presión internacional para sentirse auténticamente vencedora.  El resurgir económico de Francia se tendría que hacer a costa de Alemania a través de las “reparaciones” impuestas en el Tratado de Versalles.   Este proceso es una nueva fuente de conflictos por cuanto a la impotencia de Alemania se sobrepone la impaciencia y el revanchismo francés.
Por otro lado, la crisis económica de los primeros años de paz y el crack del 29 impondrán un cambio sustancial en los sistemas económicos de cada país y por tanto la modificación de las relaciones internacionales.
A)  El Período de las Conferencia
a)     Conferencia de Washington (1921-1922)
La esencia de esta conferencia se centra
en el cambio experimentado por Estados Unidos en su política exterior.  El senado estadounidense no ratificó la política de su presidente en la Conferencia de Paz de París.  Era extraño dado que EEUU era la principal impulsora de la diplomacia de postguerra.  Parecía que retornaba a la política aislacionista.  Sin embargo las perspectivas eran otras, acordes con el ascenso de otras potencias extraeuropeas y el declive de Europa tras la I Guerra Mundial.   No es en sí un desinterés por Europa, sino más bien una despreocupación relativa debido a la propia situación del viejo continente tras la guerra.  Por otro lado el ascendente poder de Japón y la potencialidad de China hacían que Norteamérica cambiara de estrategia política en estos años: EEUU no podía dejar la oportunidad que representaba China, sin limitar el expansionismo militarista japonés.
Debemos recordar que China es un enorme mercado potencial y que desde 1914 Estados Unidos disponía del 10% del mercado chino, si bien no posee colonias o territorios en este país, a diferencia de los europeos, solo el privilegio de extraterritorialidad. 
A partir de 1918 nace una cierta desconfianza hacia Japón.   Había que buscar la forma de reducir la preponderancia nipona: colaborar con Inglaterra y ampliar la armada.
La Conferencia de Washington tiene su origen en una doble iniciativa:
·        Estadounidense: el Congreso vota una resolución favorable a una reunión internacional para reducir armamento, aceptada por los británicos con el fin de mantener la paridad entre ambos países.
·        Inglesa: el gobierno británico necesita resolver sus problemas en Oriente y liberarse, sin conflictos internacionales, de su vinculación con Japón (alianza anglonipona iniciada en 1902 y renovada en 1911).
Las decisiones de la Conferencia quedan expresadas en tres tratados:
·        Tratado de los 5; fija la proporción de acorazados y grandes cruceros: Inglaterra y Estados Unidos, 5 (525.000 toneladas); Japón, 3 (315.000 toneladas); Francia e Italia, 1,75 (175.000 toneladas).  Tiene vigencia hasta 1936.
·        Tratado de los 4: EEUU, Japón, Inglaterra y Francia se comprometen a respetar el status quo en los archipiélagos del Pacífico y a no establecer nuevas bases.
·        Tratado de los 9: Todas las potencias asistentes a la Conferencia acuerdan respetar la independencia de China y la igualdad de todos en las relaciones comerciales con este país.

En esencia, la Conferencia sirvió para establecer a EEUU como potencia naval del primer orden al disolver la alianza anglojaponesa e imponerse a esta potencia en el arco pacífico.   La rivalidad japonesa y estadounidense será uno de los elementos claves de la II Guerra Mundial.

b)    Conferencias de Cannes y Génova  (1922)
Dos grandes políticos, con ideas divergentes en cuanto a las relaciones con Alemania y Rusia son los artífices de la Conferencia de Cannes: Arístides Briand (Francia) y Lloyd George (Inglaterra).
Mientras que Inglaterra piensa que Alemania es una pieza fundamental para la reconstrucción económica de Europa, junto con Rusia,  y por tanto sería un error táctico anularla, Francia sigue la línea dura iniciada por Clemanceau y su idea de “Alemania pagará”, aunque ese no fuera el criterio personal de Briand.
Las exigencias francesas, al iniciarse la Conferencia, ponían sobre el tapete una difícil solución al problema.  El presidente francés Millerand impone a Briand una serie de requisitos de difícil aceptación por parte inglesa:
·        No convocar a los delegados alemanes.
·        Invitación de Rusia bajo ciertas condiciones.
·        No hacer concesiones en el apartado de las reparaciones de guerra.
El resultado fue la dimisión de Briand dejando sin efecto la ansiada alianza francobritánica y los motivos que originaron la conferencia.
La reunión internacional de Génova tenía un carácter esencialmente económico y junto con los delegados de 27 naciones habían sido invitadas Alemania y Rusia.
La conferencia partía de tres principios básicos con el objetivos de restablecer el comercio internacional:
·        Reconocimiento de las deudas del Estado.
·        Devolución de los bienes confiscados.
·        Compromiso de no agresión contra otras potencias.
Como se puede colegir, estos tres principios estaban dirigidos contra Rusia, a los cuales Poincaré intenta añadir la cuestión de las reparaciones de guerra alemanas.   Evidentemente, estas reclamaciones no prosperaron e incluso el delegado ruso llego a reclamar para su país la cantidad de 30.000 millones de rublos-oro en concepto de daños causados por los aliados en la guerra civil rusa.
c)     Tratado de Rapallo (abril 1922)
La firma del tratado de Rapallo representa la convergencia de intereses entre alemanes y rusos además de ser un hecho totalmente imprevisto para los aliados.  La lucha por sus intereses sería más fuerte si ambos países actuaban de consuno.
Las bases del tratado partían de la renuncia mutua a las deudas de guerra y reparaciones que le correspondieran y continuaban

con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales.  Es un tratado fundamental tanto para Alemania, por cuanto se ponía de nuevo en acción la diplomacia alemana, como para Rusia al anular de facto el tratado de Brest-Litovsk  y sacar al país del aislamiento económico y político internacional en que se encontraba.
Desde otro punto de vista, el tratado suponía el envío de técnicos alemanes a Rusia como ayuda a la puesta en marcha de los planes económicos soviéticos iniciados por la NEP y la posibilidad, para Alemania, de burlar las prohibiciones de Versalles ensayando armas y tácticas en Rusia.
B)   Las Reparaciones y la ocupación del Ruhr (1923 – 1924)
Siguiendo las estipulaciones del Tratado de Versalles, una comisión interaliada estudió el importe de las reparaciones de guerra pagaderas por Alemania cuyo resultado, acordado en la Conferencia de Spa (1920), arrojó la siguiente proporcionalidad: Francia (52%), Inglaterra (22%),

Italia (10%), Bélgica (8%) y Serbia (5%).   El proceso se volvió a retomar en las Conferencias de París (enero 1921) y Londres (febrero-marzo 1921).  Finalmente, el importe quedó en 132.000 millones de marcos-oro pagaderos en 42 anualidades de 7.000 millones.
Alemania, con respaldo inglés, solicitó una moratoria en el pago a Francia.  No olvidemos que el revanchismo y la impaciencia francesa eran una fuente permanente de conflictos.  La respuesta de Poincaré era lacónica: “no hay moratoria sin gajes”.  La garantía que Francia quería se encontraba en la cuenca del Ruhr, el corazón industrial de Alemania.  En consecuencia, las tropas franco-belgas ocupan la cuenca carbonífera.
Esta acción pone de manifiesto la divergencia política en el interior de Francia: comunistas y socialistas votarían en contra de la decisión de Poincaré.  Por su parte los alemanes muestran su oposición realizando una resistencia pasiva con una huelga de dos millones de trabajadores.   El problema se presenta en el momento que se agotan las existencias de

carbón tras el cese de la producción y el agotamiento de los stocks por los franceses.  Además las líneas férreas habían sido saboteadas por los alemanes lo que complica aún más la situación.
La resistencia alemana fue vencida por el hambre y por la sustitución de mineros alemanes por franceses.  Se produce la vuelta al trabajo.
La ocupación del Ruhr tiene consecuencias de distinta intensidad a corto y a largo plazo: a corto, una inflación galopante que provoca la pérdida del valor de la moneda, paro y hambre; a la larga se estimula el nacionalismo alemán que recoge Hitler y su partido retrasando las relaciones francoalemanas.
Desde el punto de vista francés la producción del Ruhr compensa el retraso en el pago de las reparaciones, pero la lucha contra la inflación desatada en Francia requiere el apoyo americano e inglés, lo cual hace que Poincaré admita la creación de comisiones internacionales para resolver el problema.
El llamado Plan Dawes (plan de una comisión de expertos presidida por el banquero Dawes en

1924) proponía, para resolver el problema de las reparaciones, reducir la cantidad señalada en 1921.  El sistema de pagos se calculaba a cinco años con anualidades de 1.000 a 2.500 millones de marcos-oro, con garantía hipotecaria sobre los ferrocarriles e industrias alemanas.
Esta plan fue aceptado por lo que ya no tenía sentido mantener la ocupación del Ruhr, procediéndose a su evacuación al año siguiente por orden del sustituto de Poincaré, Herriot.

C)   El Sistema de Locarno
A pesar de la anuencia de Poincaré aceptando la creación de comisiones internacionales, como ya se ha expresado, su actividad política aisló diplomáticamente a Francia y económicamente su maniobra de ocupación del Ruhr no se tradujo en buenos resultados económicos, hundiéndose al mismo tiempo el franco.  Estos hechos le hicieron perder la confianza de los electores quienes lo desplazaron del poder en las elecciones de 1924, aunque dos años más tarde retornara  con un gobierno de unidad nacional para afrontar la crisis económica y financiera en que se debatía el país.
Precisamente la opinión pública, expresada en las elecciones de 1924 formaba parte del proceso de reconciliación francoalemán.
La elaboración del sistema de Locarno tiene como punto de partida la falta de garantías de seguridad que tenían los tratados que pusieron fin a la guerra.  Incluso los pactos de la SDN limitaban la ayuda entre estados a una mera recomendación en caso de agresión.  Además hay que tener en cuenta que Estados Unidos y Rusia no participaban en la Sociedad de Naciones y que según el Protocolo de Ginebra (1924) firmado por 14 países con Inglaterra al margen, intentando subsanar esta situación, los Estados  prometían ayuda a los atacados siempre y cuando fuera compatible con la situación geográfica y militar.  Un codicilo adicional lo hacía depender del arbitraje de la SDN, con lo cual no tenía mucha viabilidad.

Uno de los personajes claves del pacifismo de entreguerras fue el alemán G.Stressemann, personaje peculiar de la política del período 1923-1929, cuya política de consenso consiguió sacar del ostracismo internacional a Alemania, de tal manera que fue apoyado por la opinión pública inglesa y por el francés Briand.  Defendía una política de reconciliación, de concesiones mutas entre franceses y alemanes, contando con el arbitraje británico, pieza clave para garantizar las negociaciones.
El pacto de Locarno, con el compromiso de Alemania-Bélgica y Alemanía-Francia de respetar sus fronteras, era un claro alegato en contra de la guerra.  Estos países se comprometen a recurrir al

Tribunal de la Haya para resolver sus litigios, renunciando al uso de las armas, solo usándolas en caso de agresión o por mandato de la SDN, institución que integra a Alemania tras su solicitud.
De todas formas, el Pacto de Locarno tiene sus puntos débiles: no se solucionó el problema de las fronteras de Europa del Este, ni, como esperaban los alemanes, se resolvió el asunto de las reparaciones.  De hecho, cuando finalizó el Plan Dawes se elaboró un nuevo plan, el llamado

Plan Young, que reducía la deuda alemana y establecía un nuevo plazo (59 años) para el abono de las reparaciones.
Locarno, aparte de espíritu de buena voluntad, significó una remodelación de la política exterior de postguerra:
·        Se pasa de una situación de fuerza a una situación contractual.
·        Superación, en parte, de Alemania del sentimiento de perseguida que tuvo cuando se firmó el Tratado de Versalles.
·        SDN como institución garante de la paz, aunque so poder resolutorio fuera mínimo.

El apogeo del pacifismo de la época viene dado por el “Pacto Briand-Kellogg” (1928), una renuncia a la guerra en forma de tratado multilateral por medio del cual las potencias firmantes se comprometían  a renunciar a la guerra como medio de política internacional para solucionar conflictos.  Fue, más bien una declaración de intenciones acorde con el momento, pues las matizaciones fueron múltiples, como por ejemplo la guerra en defensa propia, y, además, el tratado no contenía ninguna clausula que forzara a su cumplimiento.


II – El Camino hacia la Guerra
En este período destacan una serie de centros de interés: uno de carácter general constituido por el problema del desarme; los otros tienen como  protagonistas principales a Italia, Alemania y España.
1º.- CONFERENCIA DE DESARME
La conferencia de desarme, tras un largo tiempo de gestación, se reúne finalmente el 2 de febrero de 1932 en Ginebra.  La constante fue la disparidad de criterios
 

entre las grandes potencias: la URSS defiende la supresión total de armamentos; Alemania, exige igualdad de derechos con otras potencias así como declarar armas ofensivas para todos, aquellas que se le prohibieron en Versalles; Francia e Inglaterra era contrarias a distinguir entre armas ofensivas y defensivas; EE.UU proponía establecer porcentajes de reducción de armamento.
Alemania, a finales de 1932, abandona la Conferencia y gracias a esta jugada consigue el reconocimiento de igualdad de derechos.  Sin embargo no se encuentra satisfecha por lo que abandona definitivamente la conferencia en 1933 y se retira de la SDN.
La decisión de Hitler es significativa por cuanto suponía tener el camino libre hacia un programa de rearme que exigía su política

expansionista.  Además, a nivel internacional, implicaba el fin de las relaciones franco-alemanas.

2º.- POLÍTICA INTERNACIONAL DE LA ITALIA FASCISTA
A)  El Pacto de los Cuatro
La base del pacto estriba en la situación de Austria.  Tenemos que recordar que la unificación italiana se logró en lucha Viena.  El recuerdo de estos acontecimientos aun estaba muy presente en la mentalidad general italiana.
Debemos recordar que Italia, tras la I Guerra Mundial mantiene un resentimiento político muy fuerte hacia las decisiones tomadas en la Paz de París.  No se ve a sí misma como una vencedora.  El irredentismo italiano posterior a la Guerra la vuelve a enfrentar a una Austria empequeñecida por el Tratado de Saint Germain.
La idea que subyace en el Pacto de los Cuatro, establecido por Mussolini el 4 de marzo de 1933, era la aceptación por parte de Inglaterra y Francia de la revisión de los tratados integrantes de la Paz de París.
Según el Duce este proyecto estaría destinado a hacer desaparecer los motivos de conflicto, pero el objetivo inmediato más parece ser rectificar el status quo territorial de la región danubiana en la que la política exterior italiana se había erigido, desde 1925, en protectora de los intereses húngaros. 
Al finalizar la I Guerra Mundial se estableció la llamada “Pequeña Entente” entre 1920 y1921.  Era una alianza entre Checoslovaquia, Rumanía y Yugoslavia, tres Estados favorecidos por el resultado de dicha guerra y cuyo objetivo era evitar cambios territoriales favorables a Hungría, por tanto, mantener la situación en la Cuenca del Danubio.
Para el desarrollo del plan italiano había que conseguir que los Estados de la Pequeña Entente aceptasen la aplicación del artículo 19 del Pacto de la Sociedad de Naciones (“La asamblea puede, de tiempo en tiempo, invitar a los miembros de la sociedad a proceder a un nuevo examen de los tratados que hubieran llegado a ser inaplicables, así como de las situaciones internacionales cuyo mantenimiento podría poner en peligro la paz del mundo”).  Era necesario que la revisión se llevara a cabo, no por el consejo de la Sociedad de Naciones, en donde estos países estaban representados, sino solo por las cuatro grandes potencias europeas que forman parte del Consejo: Francia, Gran Bretaña, Italia y Alemania.

En suma, se trataba se instituir un “directorio europeo” en donde Alemania e Italia de consuno podrían contrarrestar las influencias anglo-francesas.  La pretensión del Duce es representar el papel de mediador y “cobrar” por ello.  Sin embargo, antes de que pasen seis meses, el fracaso del pacto es evidente: la causa fundamental es la actitud del gobierno francés sensible a las inquietudes de los Estados de la Pequeña Entente y su propia defensa ante una futura presión italiana o alemana.  Finalmente, Francia, aun aceptando el principio  de una colaboración entre las grandes potencias se opone a la creación de un directorio que pretendía imponer su voluntad a los demás países.  Inglaterra igualmente da marcha atrás ante las presiones del partido conservador en la oposición y parte del propio partido laborista en el poder, por cuanto la política inglesa debía tener en cuenta las objeciones francesas.

La fórmula mussoliniana va a ser, finalmente, suavizada.  En el texto firmado en Roma el 7 de junio de 1933, los cuatro grandes declaran su intención de respetar los derechos de cada Estado, de los que no pretenden disponer sin anuencia del interesado, en el caso que se aplique el artículo 19 del Pacto de la Sociedad de Naciones, y dejar que el Consejo de la Sociedad (donde estos Estados están representados)  sea quien tome las decisiones definitivas.  Además, el gobierno francés concreta que las decisiones deben ser tomadas por unanimidad, incluido los votos de los Estados implicados, lo cual hace que prácticamente la revisión sea irrealizable.  Finalmente, el gobierno de Francia, cuatro meses más tarde, decide no someter este acto diplomático a la ratificación del parlamento.  La razón que argumenta es demoledora: Alemania acaba de abandonar la Sociedad de Naciones; por tanto, el funcionamiento del Directorio es imposible.

Mussolini declara como grave el fracaso del proyecto, puesto que desde que la revisión pacífica queda descartada, la solución que queda es la violencia.  El 31 de diciembre de 1933 escribiría un artículo para la prensa norteamericana en donde dejaba esta frase: “Al final, hablará su majestad el cañón”.   Se está prefigurando un estado latente de guerra.

Por otro lado, para que existiera el equilibrio pretendido en el “Pacto de los Cuatro”, era necesario que Austria conservara su independencia, pues el Anschluss (incorporación a Alemania) supondría de facto el desequilibrio.

Mussolini entendía que la región danubiana era una zona de expansión económica italiana y el problema del Anschluss, a pesar de todo, hace acto de presencia.

Austria, evidentemente, era una de las potencias descontentas por su reducción territorial, a lo que tenemos que sumar las dificultades económicas y que un espectro de la población era proclive a la unión con Alemania.  

Los tres grupos de presión en el interior de la antiparlamentaria república austriaca eran los siguientes: la socialdemocracia, la coalición burguesa del gobierno y los nazis proalemanes; estos últimos suprimidos en 1933 por el canciller Dollfuss el cual sería asesinado por un grupo de nazis austriacos tras la ocupación del palacio de la cancillería.  Esta acción punitiva no daría resultado debido a la intervención de Mussolini enviando dos divisiones al Brenero deteniendo, así el intento nazi de incorporar Austria a Alemania.

El resto de las potencias mostraron una actitud defensiva ante la Alemania de Hitler.  La firma del “Pacto de Stressa” en 1935 entre Inglaterra, Francia e Italia venía a reafirmar la fidelidad a Locarno y defendía la integridad austriaca.  El estado de tensión con Alemania se agudiza aun más a partir de la firma del “Pacto de asistencia mutua” francosoviético de mayo de 1935.

B)  El Conflicto de Etiopía
El estado etíope era el último estado independiente de África y, además, miembro de la SDN.   Sin embargo, para el expansionismo mussoliniano era una posible colonia de poblamiento.   Teniendo en cuenta que al ser un Estado aún con una estructura feudal, Italia debía ejercer sus “recursos humanitarios” para sacar al país de su atraso.
El conflicto se inicia por un incidente entre soldados italianos y etíopes en la frontera de Eritrea en diciembre de 1934.  El enfrentamiento es desigual: el ejército italiano, moderno y bien equipado, y el de Etiopía carente de armamento adecuado y con una baja disciplina militar.
Eel ejército italiano ocupa Addis-Abeba, lo que permite al Duce proclamar a Victor Manuel III, en mayo de 1936, emperador de Etiopía.
Las repercusiones internacionales se pueden resumir en las siguientes actuaciones:
·        Petición de arbitraje de Etiopía ante la SDN
·        Sanciones a Italia por parte de la Sociedad de Naciones
·        Abandono por parte de Inglaterra de su anterior política de equilibrio por la seguridad colectiva al aceptar las sanciones impuestas
·        Acercamiento de Mussolini a Hitler debido al apoyo inglés a las sanciones.
DE todas formas, las sanciones fracasaron al no establecer el embargo del petróleo por temor a que el conflicto se extendiera más.  Fueron retiradas en junio de 1936.

3º.- ANEXIONES ALEMANAS
El abandono de la SDN, la remilitarización de Renania, el rearme con el nacimiento, en 1935, de la Wehrmacht (Fuerzas Armadas) y el acuerdo italo-germano (Eje Roma-Berlín) hacían pensar que la guerra como medio para llevar a cabo la política programática del Partido Nazi, tal y como Hitler lo exponía en su libro “Mein Kampf”, era una realidad más o menos cercana.   Tres momentos álgidos conducen a ella y, mientras tanto, las grandes potencias europeas muestran una actitud condescendiente ante la política exterior alemana por el temor a desencadenar un conflicto mundial:
·        El Anschluss
·        La partición de Checoslovaquia
·        Entrada en Polonia
A)  El Anschluss (marzo de 1938)
El acercamiento italiano a Hitler le deja a este el camino libre en la Europa danubiana.   El sucesor del Canciller Dollfuss, Schuschnigg, es sometido a una fuerte coacción para que integre como titular de la cartera de Interior al nazi austriaco Seys-Inquart. 
La idea primera de Schuschnigg era convocar un plesbicito popular para consultar al pueblo austriaco sobre la independencia del país.  Las actividades internas de Seys-Inquart y su equipo, más las fuerzas alemanas acantonadas en la frontera impiden tal evento.   Finalmente Seys-Inquart accede a la cancillería y las tropas alemanas ocupan Austria.  La unión (Anschluss) era una realidad ante la mirada pasiva de Europa.
B)  Checoslovaquia
La teoría del “espacio vital” recogida en el ideario de Hitler implicaba no solo la cuestión de Austria, sino también la de Checoslovaquia, tal y como ya lo manifestara en 1937.  La razón inmediata eran los tres millones de alemanes que vivían junto a los checos en la industrializada región de los Sudetes.
La minoría alemana estaba repartida políticamente en varios partidos siendo el más fuerte el llamado “Partido Alemán de los Sudetes”, dirigido por Henlein, y vinculado a los nazis.
La crisis checoslovaca comienza en abril de 1938 a raíz de la petición del congreso de este partido de establecer un gobierno autónomo en la zona de los Sudetes.  Francia e Inglaterra, por su parte, llevados por una política de apaciguamiento, mediaron ante al gobierno checo solicitando una cierta comprensión ante el partido de Heinlein, lo cual constituía una baza muy importante para Hitler, el cual no tardó en manifestar públicamente su deseo: no era suficiente una autonomía administrativa a la población alemana de la zona, sino que era necesaria la anexión.
Este hecho propició la convocatoria de una conferencia que intentara resolver el problema.  El 29 de septiembre se reúnen en Munich Hitler, Mussolini, Daladier y Chamberlain.  Ni Checoslovaquia ni la URSS, la cual había propuesto un pacto de ayuda mutua en caso de que el país checo fuera invadido por Alemania, fueron invitadas.

Los acuerdos salidos del Pacto de Munich fueron muy favorables al Führer: los checos deben evacuar los Sudetes y una comisión internacional sería la encargada de trazar la nueva frontera entre las dos poblaciones.  Era la primera desmembración del territorio checo, pues posteriormente, Polonia y Hungría, aprovechando este intermedio se anexionaron el territorio de Teshen y parte de Eslovaquia y Rutenia respectivamente.
Chamberlain y Daladier fueron recibidos en sus respectivos países como auténticos héroes de la paz.  Sin embargo, se equivocaba Chamberlain cuando afirmaba: “creo que es la paz para nuestra época”.   Mas acertado estaba, en cambio, Winston Churchill al declarar que el resultado de la Conferencia de Munich era “el mayor desastre”.
Finalmente, los acuerdos quedarás en papel mojado: en marzo de 1939 las tropas alemanas invadía lo que quedaba del Estado Checo.
C)  Polonia
El Pacto de no agresión germano-soviético firmado en agosto de 1939 (tras los intentos de la URSS de un acercamiento a Francia e Inglaterra para firmar unos acuerdos de seguridad colectiva contra Alemania y su ausencia, al no haber sido invitada, a la Conferencia de Munich, el peligro de enfrentarse en solitario a una Alemania expansiva en la zona oriental de Europa era una realidad que hizo a Stalin concebir un acercamiento a Alemania.  El pacto era beneficioso para ambos pues permitía a Stalin un respiro para reconstruir su ejército, y a Hitler dirigir sus ansias de expansión hacia Polonia y tener el camino libre posteriormente contra Francia e Inglaterra) suponía de facto el reparto del Estado polaco.
Una vez más, la indecisión de las potencias occidentales dejaba la puerta abierta a un conflicto mundial en el que también entraría la URSS, cuando Alemania extienda sus aspiraciones hacia el Este.  Hitler reclama la ciudad libre de Dantzig, la base económica de Polonia.  El fracaso del arbitraje ingles entre Varsovia y Berlín es manifiesto: el 30 de agosto Alemania lanza un ultimátum, y el 1 de septiembre invade Polonia.  Dos días más tarde, Inglaterra y Francia declaran la guerra a Alemania.  En el mismo mes de septiembre las tropas soviéticas también entran en Polonia y posteriormente en Finlandia y las Repúblicas Bálticas en base a un codicilo secreto inserto en el Pacto de no agresión, mediante el cual Europa Oriental quedaba dividida en zonas de influencia alemanas y soviéticas.

4º.- LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Junto a la política exterior italiana y el expansionismo germano, España es el tercer punto álgido de la crisis del período de entreguerras. 
En este apartado trataremos este conflicto solo en su dimensión internacional por cuanto España fue uno de los teatros de operaciones en donde los bloques antagónicos van a probar estrategias y nuevas armas.
Si bien el origen y esencia del conflicto es puramente español, estaba inmerso en el contexto internacional por sus raíces ideológicas y por razones económicas.  Además, la petición de ayuda extranjera por parte de ambos bandos, une este conflicto irremediablemente con la crisis general europea del período.
La Guerra Civil española es un prólogo a la II Guerra Mundial en donde cinco potencias persiguen fines diferentes: Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y la URSS.
El Comité de no intervención, organizado por Inglaterra, era vano por cuanto ambos contendientes habían ya recibido cuantiosos apoyos exteriores.  El ejército de Franco dispuso de ayuda alemana, italiana y portuguesa, mientras que el bando republicano recibía especial ayuda de la URSS, además de la francesa, a lo que finalmente se sumará la llegada de las Brigadas Internacionales, cuyo principal centro de reclutamiento se encontraba en París.


III – La Crisis de la Democracia Liberal
La crisis de la democracia parlamentaria es una de las características del período de entreguerras.  La casuística es de índole interna –la descomposición interior del sistema- y externa –el avance comunista y fascista que socava el parlamentarismo-.  
Esta crisis alcanza su punto de inflexión en los primeros años de la postguerra debido, entre otras razones, a la ruptura del bipartidismo (Gran Bretaña) con la consolidación del Partido Laborista; a la unión entre democracias y capitalismo liberal lo que hace que las crisis de este repercutan en ellas; a las medidas de emergencia exigidas por la guerra.  Esta última razón es importante y definitiva por cuanto las Cámaras otorgan poderes excepcionales al jefe de gobierno con el fin de ganar la guerra.  Ello provoca un desequilibrio entre el legislativo y el ejecutivo.  Volver al equilibrio anterior cuando la guerra finalice es un hándicap que conduce directamente a la crisis de la democracia liberal.
1º.- GRAN BRETAÑA
El final de la guerra presenta una situación diferencial, a priori, entre Inglaterra y Francia: Inglaterra no ha tenido la devastación provocada por la ocupación y además su más directo rival marítimo, Alemania, ha quedado fuera del orden internacional.  Sin embargo, su economía ha quedado maltrecha por los gastos de la contienda y por la competencia comercial e industrial de Estados Unidos.
Desde el punto vista político, un gobierno de coalición (elecciones de 1918) será el que deba asumir las primeras restructuraciones de postguerra.  Los problemas ya reseñados y la cuestión de Irlanda provocarán el cambio por un gobierno conservador en las elecciones de 1922. 
Mac Donald
Aunque la línea a seguir por la política británica se caracterice por la estabilidad y el equilibrio de los partidos políticos, en este período se pone de manifiesto la progresiva fuerza que adquiere el Gabinete sobre el Legislativo, debido a la delegación de poderes de la Cámara en el gobierno.  No obstante, este equilibrio basado en el tradicional turnismo entre conservadores y liberales se ve alterado por la entrada en escena del partido laborista, con lo cual en 1931 el tripartidismo sucede al bipartidismo.  La oportunidad de este partido viene de la mano de la crisis del partido liberal y de su figura principal, Mac Donald, un político que cala profundamente en los excombatientes y obreros.  De hecho en 1929 alcanza por primera vez mayoría sobre los conservadores en la Cámara de los Comunes, los cuales volverán al poder en 1931 e ininterrumpidamente hasta 1945.  No en vano el partido conservador y sus prohombres (Chamberlain, Churchill, Baldwin) tenían una amplia base social fundada en las clases medias, la aristocracia y la iglesia.
Como ya se ha dicho el cambio hacia una economía de postguerra lleva consigo una serie de desequilibrios.  En el caso de Inglaterra el problema más importante radica en la competencia exterior americana.  Por otro lado, no podemos olvidar que la revalorización de la libra hasta el crack del 29 va a limitar las exportaciones provocando una elevación del paro y una agitada conflictividad laboral.  La crisis del 29 acentúa esta mala situación económica (aumento del paro, inflación, reducción de la producción industrial) sin que el gobierno laborista de Mac Donald pueda hacerle frente, siendo sustituido por un gobierno de coalición con los conservadores que como primera medida devaluará la libra y la disminución de los subsidios de paro.
Desde 1934 se aprecia un cierto despegue debido al fortalecimiento de las industrias tradicionales (textil y siderúrgica), al impulso de la agricultura y a los acuerdos con los países de la Commonwealth.
El tema de Irlanda es una de las cuestiones más espinosas de la historia británica y con una larga duración en el tiempo.  El partido nacionalista irlandés, el Sinn Fein, tras crear en 1919 un Parlamento propio en Dublín, proclama la independencia de Irlanda respaldada con una campaña terrorista contra los ingleses en el interior del país y con una campaña exterior para internacionalizar el problema.  La represión inglesa no se hace esperar.  Finalmente Lloyd George, mediante el Tratado de Londres de 1921, llega a un compromiso con el Sinn Fein otorgando el “estatuto de Dominio” al Estado Libre de Irlanda, reservándose los condados del Ulster (Irlanda del Norte).  La solución es rechazada dando lugar a una guerra civil en Irlanda hasta que en 1927 el líder irlandés De Valera preste juramento ante el rey inglés.  A pesar de que en 1937 entra en vigor una nueva constitución votada en plebiscito que reconoce la totalidad del territorio irlandés como la nación irlandesa, las leyes emanadas desde el parlamento de Dublín no afectan a los territorios del Ulster.  Esta espinosa cuestión tendrá una difícil solución y reactivará el movimiento terrorista del IRA hasta nuestros días.
2º.- FRANCIA
En el período que media entre 1919 y 1939, Francia pasa por tres momentos:
a)  Reconstrucción (1919-1924) que se corresponde con el Bloque Nacional y con el Cartel de Izquierdas.
b)  Etapa de la Unión Nacional (1926-1932)
c)   Frente Popular (1932-1939)
A)  ETAPA DE RECONSTRUCCIÓN NACIONAL (1919-1924)
El primer momento de esta etapa lo protagoniza el Bloque Nacional, coalición de antiguos conservadores, progresistas y republicanos moderados cuyo gobierno hace frente a los tres primeros años de postguerra: Clemenceau, Millerand, Leygues, Briand y Poincaré.
Esta etapa viene definida por tres problemas básicos: el socialista, el sindicalista y el económico.
Clemenceau
El problema socialista viene definido por la escisión del socialismo francés entre partido socialista y partido comunista al rechazar una parte del socialismo (Guesde y Blum)la sumisión a Moscú marcada por la III Internacional.
El problema sindicalista se enmarca dentro de la reactivación del movimiento sindical en la inmediata postguerra con fuertes campañas huelguísticas en los momentos de crisis promovidas por la CGT (Confederación General del Trabajo).
El problema económico parte de la difícil reconstrucción del país, debido al déficit presupuestario, y a la moratoria de Alemania en el pago de la reparaciones con las que pensaban amortizar el déficit.  La ocupación del Rhur no consolidó las expectativas aumentando la inflación con lo cual se tuvo que adoptar medidas como la reducción del presupuesto y el aumento de los impuestos, hechos que contribuyeron a la caída de Poincaré.  El triunfo del Cartel de Izquierdas, radicales y socialistas, en 1924 era el resultado de la política fiscal, entre otras medidas, del gobierno Poincaré.
Una de las características fundamentales del período de izquierdas es la inestabilidad política.  Desde el primer ministerio radical presidido por Herriot (junio 1924-abril 1925) se sucedieron, en 15 meses, cinco gobiernos.  El laicismo, la ofensiva contra los capitalistas contrarios a los empréstitos estatales provocaron una actitud defensiva de la derecha contra la inestabilidad.  El alza de precio y las algaradas públicas son el pan de cada día. Será la propia Cámara, curiosamente compuesta por una mayoría de izquierda, quien reclame la vuelta de Poincaré.  Finalizaba el Cartel de Izquierda y se iniciaba una nueva andadura política: la Unión Nacional.
B)   ETAPA DE LA UNIÓN NACIONAL (1926-1932)
La situación anterior provoca un hecho excepcional: la Cámara, con mayoría de izquierdas, reclama la vuelta de Poincaré.  Era el cambio desde un cartel de izquierda a un gobierno de Unión Nacional (junio de 1926 a julio de 1929) compuesto por moderados y radicales.
Poincaré
La medidas tomadas para revitalizar las finanzas son las siguientes: reduce los gastos del Estado, crea una Caja de amortización para rebajar la deuda, amplía los impuestos y dispone del monopolio de la lotería y del tabaco.  Los resultados no se hacen esperar y ya en 1928 el franco es una moneda sólida.  El presupuesto se había equilibrado.  Ese mismo año vuelve a ganar las elecciones, si bien se retira por enfermedad. 
Los conservadores continuaron manteniéndose en el gobierno sin grandes sobresaltos a pesar de que los efectos de la crisis de 1929 estaban llegando a Francia.  No obstante, aun pudieron establecer reformas como el sistema de seguridad social y la gratuidad de la enseñanza pública.
El año 1932 representa para Francia el final de un ciclo y el comienzo de una nueva andadura política de la mano de la “preguerra”.
C)   FRENTE POPULAR (1932-1939)
Esta etapa la debemos dividir en tres partes diferenciadas: la primera se corresponde con la crisis del régimen (1932-1934); la segunda se centra en la formación del Frente Popular (1934-1936) y la tercera, la gestión del mismo (1936-1939).
a)     Crisis del Régimen (1932-1934)
Las elecciones de 1932 suponen en cierta medida la vuelta de la política de izquierdas, con una mayoría conjunta entre comunistas, radicales, socialistas.  El problema fue la falta de unidad interna entre los partidos y sindicatos que desestabiliza al país.
Desde un punto de vista general el partido comunista ha visto reducido su número de efectivos y con un fracaso importante en las elecciones; el socialista domina en provincias pero no en Paris y la posibilidad de colaborar con otros partidos como el radical o el comunista rompe la unidad del partido socialista.   Al mismo tiempo, y por el mismo motivo, el radical se escinde en dos corrientes.   Por su parte, la derecha, dueña de una potente cadena de periódicos, comienza una campaña de ataques al gobierno, aprovechando la amenaza exterior alemana y los efectos de la crisis económica (caída de los precios agrarios, parada de la producción industrial, colapso de las exportaciones y aumento del paro).  A ello hay que unirle la acción paralela de organizaciones de corte totalitarias, con organizaciones paramilitares, que dirigen una acción beligerante contra el gobierno.
b)    Formación del Frente Popular (1934-1936)
El estado crítico del país más el miedo al ascenso de ideologías totalitarias une a los partidos de izquierda.  La larga lista de gobiernos que se suceden es incapaz de hacer frente al problema económico.  Ello se refleja en las elecciones generales de 1936 donde vencen de manera singular los partidos de izquierda.  Los tres partidos del Frente Popular, coalición gestada en las anteriores elecciones municipales, comunistas, socialistas y radicales, consiguen 381 puestos freta a los 222 de la derecha.
c)     Gestión del Frente Popular (1936-1939)
Una vez que el resultado de las elecciones se da a conocer, Leon Blum reclama el poder.  El programa del nuevo gobierno en el que intervienen socialistas y radicales (los comunistas apoyan al gobierno pero participan en él) es un intento por solucionar la crisis económica, el paro y fortalecer la moneda.  Desde el punto social y laboral se imponen nuevas medidas estableciendo la jornada de 40 horas semanales con el fin del reabsorber el paro, vacaciones pagadas de 12 días por año y convenios colectivos; además l patronal pacta con los sindicatos una subida salarial del 7 al 15%, son los llamados “Acuerdos Matignon”.
L.Blum y el Frente Popular
En un intento por restablecer la competitividad de los productos agrarios y elevar el nivel adquisitivo de los agricultores, el gobierno fija una serie de medidas dirigistas estilo New Deal, como la reducción de cultivos y la fijación de unos topes de precios.
Sin embargo, estas medidas junto con otras que logran aumentar la producción industrial (rearme y obras públicas), no consiguen resolver la crisis.  El franco debe ser devaluado de nuevo y Blum se ve obligado a dimitir.  A partir de junio de 1938 el gobierno Daladier-Reynaud tendrá que enfrentarse a idénticos problemas socioeconómicos, y en septiembre del año siguiente entra en la II Guerra Mundial.

IV – Los Regímenes Autoritarios
1º.- ESPAÑA. DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA
Un típico pronunciamiento militar dado por el general Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923 en Barcelona inicia un nuevo rumbo de la España de la Restauración.
España no participó como beligerante en la I Guerra Mundial, pero las consecuencias de su neutralidad en el terreno político, social y económico fueron importantes.
El año 1917 es exponente de una gran crisis que ejemplifica la descomposición del régimen parlamentario, cuyo sistema de turno de partidos ideado por Cánovas del Castillo no fue capaz de afrontar los numerosos problemas que envolvían al Estado español (crisis social, económica, problema marroquí etc).  Precisamente la desconfianza en el sistema propició el golpe de estado y la implantación de la Dictadura, en dos fases: Dictadura militar (1923-1925) y Directorio Civil (1925-1930).
En el plano político destaca la suspensión de la Constitución de 1876 y el cierre de las Cámaras.  No obstante, el dictador intentó crear un remedo de sistema parlamentario mediante la fundación de un nuevo partido, la “Unión Patriótica”,  y un proyecto de constitución en 1929.  Ello no rompió el carácter autoritario del régimen, como tampoco logró eliminar el caciquismo mediante los “Estatutos Municipal y Provincial”.
Desde el punto de vista social, el intento de integrar el movimiento obrero, mediante los comités paritarios, dentro del sistema no dio resultado, pues la participación del PSOE y la UGT fue de manera muy superficial.
El desarrollo económico, en cambio, fue positivo, al menos hasta 1927, gracias a la favorable coyuntura económica, lo que permitió acometer obras de infraestructura como los planes hidráulicos, mejoras en vías de comunicación etc.  En cambio, la reforma agraria y las reformas hacendísticas de Calvo Sotelo quedaron en meros intentos.
La oposición (partidos tradicionales y republicanos), los intelectuales y grupos militares descontentos con la gestión de Primo provocaron el fin de la dictadura, y en poco más de un año se implanta la II República española y la nueva Constitución de 1931.

2º.- EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL
a)     Polonia
Entre una crisis parlamentaria y otra financiera los gobiernos se tornan inestables, crisis aprovechada por el mariscal Pilsudski para tomar el poder con apoyo de socialistas y populistas radicales en la llamada “marcha sobre Varsovia” de 1926.  Su dictadura de tipo total se prolonga desde esta fecha hasta 1935, año en que la Constitución es sometida a revisión, tornando el régimen a un esquema autoritario.
b)    Hungría
Los continuos movimientos populares derivados de la situación en que el país queda tras la I Guerra Mundial provoca la abdicación del rey Carlos en el príncipe Karolyi, proclamado presidente de la República.   Su dimisión, a causa de la inestabilidad política, económica y social del país que desemboca en una revolución, no se hace esperar.  
El comunista Bela Kun erige un gobierno de soviets que logra mantenerse en el poder durante cuatro meses, al fin de los cuales, tras la ofensiva de las fuerzas contrarrevolucionarias, se vuelve a restaurar la monarquía.
La particularidad de este proceso es que nunca fue elegido un rey, ocupando Horthy el lugar de este mediante una regencia.  Se restablece el antiguo orden semifeudal con sus características medidas represivas mediante una política de corte centralizador.
c)     Yugoslavia
Este nuevo estado surgido de las decisiones interaliadas tras la I Guerra Mundial lleva en su seno una serie de criterios enfrentados entre sí: por un lado la idea panserbia, y por otro, la emancipación y unificación de los pueblos austroeslavos.
En 1921 se proclama la Constitución del reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos.   La unidad era complicada pues no solo hay diferencia entre los efectivos de cada población (serbios, 6 millones; croatas, 4 millones; eslovenos, 1’5 millones) sino que se mezclan con otras minorías con lenguas y religiones dispares.   Pero sobre todo, el mayor problema era la contraposición de serbios y croatas.
La Constitución de 1921, en donde el regente Alejandro consigue el reconocimiento de amplios poderes para la Corona, es suspendida en 1929 instaurándose una dictadura personal.  En 1934 será asesinado y el nuevo regente, Pablo, promulga una nueva constitución con pluripartidismo y sistema bicameral.
d)    Turquía
La situación de impopularidad del sultán tras la derrota en la I Guerra Mundial tiene como contrapartida el prestigio que un antiguo comandante de Anatolia, Mustafá Keal, ha ido adquiriendo por su labor al frente del movimiento modernizador y nacionalista turco.  De hecho, en 1923 consigue eliminar al sultán y proclamar la República, y promulgar al año siguiente una Constitución que refleja un régimen dictatorial y de partido único dirigido por Kemal hasta su muerte acaecida en 1938.
El movimiento inagurado por Kemal, cuyo sobrenombre es Atartuk (padre de los turcos), es un movimiento nacionalista que rompe con la dualidad política-religión típica de los Estados islámicos.  Instaura un estatuto laico que separa la religión del Estado; suprime tradiciones y costumbres, y occidentaliza el país (emancipación de la mujer, supresión de la poligamia, adopción del calendario gregoriano-latino).
e)     Otros Paises
En el resto de los países de la zona, excepto en Chocoslovaquia, se producen fenómenos similares:
-         En Austria, Dollfuss establece un régimen autoritario personal a partir de 1933
-         En Rumanía, el rey Carol I, tras un golpe de estado gestado en 1930, inicia un período dictatorial.
-         En Grecia podemos diferencias dos momentos políticos: durante el primero, hasta 1928, se desarrolla una fase autoritaria bajo Venizelos.  El segundo, el triunfo monárquico de 1933 permite la vuelta del rey Jorge II que ejercerá un gobierno autoritario bajo la dirección del primer ministro, el general Metaxas.

3º.- PORTUGAL. LA DICTADURA DE SALAZAR
Desde 1910 este país estuvo anclado en una crisis prácticamente permanente, acentuada tras la I Guerra Mundial.  El período de entreguerras es convulso desde el punto de vista de una continua inestabilidad política, una crisis económica profunda inoperante ante el desequilibrio presupuestario y, como consecuencia, una constante alteración del orden social.
Oliveira Salazar y Franco
La situación desemboca en una “marcha sobre Lisboa”; un pronunciamiento que da el poder a un Directorio presidido por el general Gomes da Costa.  Uno de los integrantes del Directorio, el general Carmona, es elegido en 1928 presidente de la República, el cual contará como ministro de Hacienda a una figura relevante para el proceso político futuro de Portugal, Oliveira Salazar.  Se inicia un régimen autoritario.
En 1932, Oliveira es designado presidente del gobierno.  Se instaura un sistema político basado en el corporativismo y en el sufragio censitario, con dos Cámaras (Asamblea Nacional y Cámara Corporativa), un predominio del poder ejecutivo y un partido único, la Unión Nacional, junto con un sindicalismo vertical.



V – EL FASCISMO ITALIANO

1º.- LA CRISIS ITALIANA DE POSTGUERRA

Uno de los problemas existentes en Italia tras la guerra es el sentimiento negativo de la población ante el resultado de los acuerdos de paz.  La compensación territorial no fue suficiente ante el elevado número de muertos, desaparecidos y mutilados y la destrucción de varias zonas del país.   

Otro de los problemas con que inicia el nuevo período es el empuje de las clases obreras dentro de unas anticuadas estructuras económicas que hacía prácticamente imposible la transformación social requerida por los movimientos sociales.  Un país con una elevada tasa de población agraria y con una producción insuficiente para cubrir las necesidades; una industria falta de capitales, fuentes de energía y materias primas; una inflación galopante que desestabiliza la relación precios-salarios y que se materializa en una deuda pública gigantesca.  Así, la depresión postguerra que llega a Italia en 1922, desencadena una oleada de huelgas y ocupación de tierras y fábricas, sin poder ser controladas por la acción del gobierno.

Un tercer aspecto es la sustitución del antiguo bloque dirigente con una redistribución de las fuerzas políticas tras la guerra debido a los partidos de masas que condicionan la vida parlamentaria rompiendo el esquema político de preguerra, sobre todo el Partido Popular Italiano (PPI) y el Partido Socialista Italiano (PSI).

El PSI ofrece un programa nuevo, pero adolece de unidad.   Su ideario se puede resumir en dos apartados: política interior y política exterior:

·        Interior
a.     Propugnan un régimen republicano
b.     Sufragio universal y directo
c.      Derecho de reunión y huelga
d.     Supresión del Senado
e.      Seguridad social
f.       Expropiación de las tierras no cultivadas

·        Exterior
a.     Supresión de barreras
b.     Relaciones con todos los Estados “civilizados”
c.      Desarme

Internamente, el partido está dividido en tres ramas: centro, ala derecha y ala izquierda.   La diferencia fundamental entre ellas estriba en el medio a utilizar para conseguir el poder: el centro no tiene claro cuando es el momento oportuno de conquistar el poder; el ala derecha (Turati) se proclama reformista dentro de los cauces legales; la izquierda (Malatesta) defiende la violencia como medio.  Este último grupo se escindirá dando lugar al Partido Comunista Italiano (PCI).

El PPI pretende agrupar a los católicos bajo el siguiente programa:

·        Interior
a.     Concesión del voto a las mujeres
b.     Senado electivo
c.      Representación proporcional
d.     Descentralización y creación de regiones
e.      Legislación de asistencia social

·        Exterior
a.     Adhesión a los principios wilsonianos

Por el momento apenas cuentan los Fasci di Combattimento fundados por Mussolini en 1919.  Pero si es importante reseñar que los dos partidos anteriores, con su carácter de partidos de masas, son una alternativa a los antiguos partidos de cuño liberal cuya estructura socio-ideológica impiden su modernización.


2º.- ORÍGENES Y ASCENSO DEL FASCISMO

La complejidad del punto de arranque des fascismo ha dado lugar a numerosas interpretaciones: para unos era solamente una tentativa de defender el orden establecido tradicional; para otros era el medio usado por el gran capital ante la amenaza revolucionaria.   Sin embargo hay otros historiadores que defiende la especificidad del fascismo, no pudiendo, por tanto ser identificado con el capitalismo o la pura reacción  tradicional.  Pero no quedan aquí las interpretaciones del fenómeno, puesto que, desde otro punto de vista, se podrían rastrear unos orígenes profundos en la crisis general que afecta a las conciencias europeas a finales del siglo XIX y encontrar precedentes en grupos nacionalistas o en el futurismo de Marinetti, exaltador de la fuerza, la guerra y la acción y el movimiento.   Pero el fascismo presenta aspectos únicos italianos: el simbolismo, basado en la Roma imperial y su líder carismático, sin el cual no se puede entender el movimiento fascista.

B.Mussolini
Mussolini nace en 1883 en un caserío situado en la región de la Romaña.  Cursará la carrera de magisterio, abandonando pronto la docencia por la política.   Es declarado prófugo por negarse a hacer el servicio militar y en su exilio suizo entra en contacto con grupos socialistas italianos.  Posteriormente, en 1912 los dirigentes del partido socialista le confían la dirección del periódico del partido “Avanti”.

Cuando estalla la I Guerra Mundial su anterior postura neutralista se torna intervencionista, lo que implica su exclusión del partido socialista.  Funda un nuevo periódico, Popolo d’Italia, desde donde defenderá la entrada de Italia en la guerra, convirtiéndose al tiempo en tribuna de excombatientes, exaltados y nacionalistas.

En 1919 funda el primer Fascio de combate.  La situación convulsa de Italia y el consiguiente temor de la clase dirigente fue su mejor aliada.  De hecho cuenta con el apoyo de la fuerte organización patronal “Cofindustria”.  Así en noviembre de 1921 nacía el Partido Nacional Fascista.

La célebre Marcha sobre Roma debe situarse en un ambiente de continuas huelgas y de un gobierno inoperante para detener la situación casi revolucionaria en que se debatía el país.  La importancia de esta “Marcha” radica en ser el primer asalto al poder del fascismo.  El rey Víctor Manuel III confía la formación del nuevo gobierno a Mussolini.  Desde esta fecha, 29 de octubre de 1922, hasta noviembre de 1926 es el interregno que el líder fascista arbitra para implantar su régimen totalitario.

En su primer gobierno, de coalición (excluye a los socialistas) solamente integra a cuatro ministros fascistas.  Por ahora, durante el primer bienio, simula respetar las formas constitucionales.  Será en las elecciones de 1924, celebradas de acuerdo con una nueva ley electoral, cuando los fascistas alcancen los dos tercios de escaños en la Cámara.

Uno de los acontecimientos más negros en el proceso de afianzamiento en el poder del fascismo, será el asesinato del diputado socialista Matteotti.  La retirada en masa de los diputados de la oposición (la retirada del Aventino) en señal de protesta no solo es un error sino también la pérdida de unos escaños a los que ya no regresarán.  Este hecho pone en mano del fascismo todas las instituciones del Estado.  La transformación política, social y económica de Italia comienza desde el momento en que el Duce disuelve el Parlamento asumiendo todos los poderes y anulando toda oposición por medio de la creación de un tribunal político para la defensa del Estado.


3º.- LA DOCTRINA FASCISTA

La mayoría de los movimientos totalitarios que surgen durante el período de entreguerras (exceptuando el nazismo) tiene como característica común su falta, en sus inicios, de un corpus doctrinal.  El mismo Mussolini escribió “no tenemos ningún plan doctrinal preciso… Nuestra doctrina es la acción.  El Fascismo nace de una necesidad de acción y es la acción”.

Conforme pasa el tiempo se regulan una serie de principios que evolucionan según las circunstancias, en el más puro estilo oportunista mussoliniano.  En este aspecto escribe (marzo 1919) lo siguiente: “Nos permitimos el lujo de ser aristócratas y demócratas, conservadores y progresistas, reaccionarios y revolucionarios, legalistas e ilegalistas, según las circunstancias, el lugar y el cuadro donde hemos de vivir y actuar”.

La doctrina fascistas se puede resumir los siguientes puntos:

1.     Es una reacción “anti”: culto al instinto y a la fuerza física frente al intelectualismo; antiparlamentarismo y antiliberalismo ante el orden burgués nacido de 1789; antimarxismo al impugnar la ideología de la lucha de clases.
2.     Primacía de Estado como institución anterior a la Nación y creador de la misma.  Por ello el individuo está supeditado a la comunidad y dirigido por el Duce que detenta la máxima autoridad de la Nación, regulando la vida socio-familiar, religiosa y política.
3.     Supresión de cualquier elemento que pueda debilitar la cohesión nacional: clases, partidos, sindicatos de clase.
4.     Corporativismo como esencia misma del fascismo.  Las corporaciones están al servicio del Estado.
5.        Exaltación de los valores de sacrificio, riesgo y espíritu comunitario como estilo de vida.


4º.- EL PARTIDO FASCISTA

El personalismo mussoliniano llevó al partido a convertirse en un subordinado del Estado no en dirigente del mismo.  Era un partido con una organización paramilitar, muy organizado, con una disciplina férrea bajo las órdenes de los jefes.

Una de las bases de la filiación al partido era la fidelidad absoluta al “Duce” sin embargo se puso de manifiesto que un buen número de italianos querían aprovecharse de las ventajas inherentes a la pertenencia al partido, como el caso de numerosos funcionarios cuya adhesión era superficial.   Por ello, cambiaron el sistema de acceso que desde 1925 impone una selectiva elección.  Resalta en la historia del partido la depuración de “los pesos muertos” ordenada por Mussolini que redujo los efectivos desde un millón de miembros en 1929 a 660.000 en 1931.

Un análisis social del partido nos llevaría a la conclusión de un alto porcentaje de efectivos pertenecientes a la pequeña y mediana burguesía, al margen de grupos adscritos no por razones ideológicas sino como garantía de futuro /militares, funcionarios, docentes).

Balillas
El relevo de efectivos fieles se aseguras mediante la promoción de individuos desde la infancia encuadrados en la organización nacional “Balilla”.  Los niños entraban a los seis años (“hijos de la loba”) y de los 8 a los 14 años se convierten en Balillas y las niñas en “pequeñas italianas”; entre los 14 y 18 forman la escala de “vanguardistas” y “jóvenes italianas”; a partir de los 18 años ingresan en los “fascios juveniles de combate” y en los “grupos universitarios fascistas” (GUF).

Entre las instituciones más populares del fascismo para los adultos, se encuentra la “Opera Nacionale Dopolavoro”, dedicada al ocio y a las actividades sociales, con un número de afiliados en 1939 cercano a los cuatro millones.  

El partido también sirvió al régimen para desarrollar una completa campaña de educación (estudiantes) y reeducación (adultos).  La enseñanza estuvo controlada desde la base por el Estado.  Profesores y planes de estudios estaban mediatizados por la doctrina fascista.   Igualmente, la cultura fue controlada mediante la creación del Instituto fascista de la cultura y de la Academia de Italia.

5º.- POLÍTICA INTERIOR DE LA ITALIA FASCISTA

A)  Instituciones Políticas
El período fascista muestra una convivencia de instituciones tradicionales y nuevas de corte fascista, si bien las primeras están mediatizadas por el Duce.  Por ejemplo, la monarquía.  Si bien Victor Manuel era un rey constitucional y tenía la prerrogativa de destituir al jefe del gobierno, no uso de ella hasta 1943 cuando la marcha de la II Guerra Mundial y el ocaso del fascismo así lo impuso.  Se mantiene el Senado y el Congreso, pero son inoperantes.  Es anecdótico que el propio congreso, compuesto por diputados adictos al fascismo, vote su propia disolución.

Las nuevas instituciones son: la Cámara de Fascios, las Corporaciones, el Gran Consejo del Fascismo.

En cuanto a los poderes de Mussolini, tiene la potestad de nombrar y destituir a los ministros, posibilidad de legislar a golpe de decreto, es jefe supremo del ejército, posee amplias facultades sobre la economía.  Es decir, detenta un poder prácticamente absoluto, solo responsable ante el rey.


B)   Política Económica

La economía del estado fascista la podemos contextualizar en las siguientes etapas:

1)    Años iniciales
Los comienzos se caracterizan por la estrecha unión entre política económica y gran capital.  Es la consecuencia del apoyo prestado por este, y el Estado la devuelve en forma de liberalismo económico anulando el control estatal de los años de guerra.  Buena muestra de ello es la liberalización de los monopolios que pasan a manos privadas, la desaparición del control de precios y la reducción del gasto público.  Esta última medida tenía como objetivo el restablecimiento del equilibrio presupuestario.  No obstante la inflación no pudo ser contenida, a pesar de haber reducido el paro y haber elevado los salarios.  Se debe recurrir a empréstitos exteriores (EE.UU e Inglaterra).

2)    Política Dirigista
Desde 1926 hasta 1930 se opera un cambio en la política económica, hacia un intervencionismo y dirigismo estatal sobre la base de las nuevas Corporaciones.   Estado corporativo, incremento de la producción y fortalecimiento de la moneda fueron las parcelas más importantes de este período.

Los inicios del Estado Corporativo están en las leyes laborales de Rocco (1926-1927) por las que el Estado asume el control de los sindicatos, sustituyéndolos por corporaciones, unas instituciones en donde se armonizarían los intereses de la clase trabajadora y la patronal.  Así, en 1930 se inaugura el Consejo Nacional de Corporaciones.

Batalla del Trigo
Las diferentes campañas económicas tendrán una titulación bélica: “la era de las grandes batallas”.   Las medidas para revaluar la lira con relación a la libra esterlina se le denominó “la batalla de la lira”.  Era un intento de subir el prestigio internacional del país mediante una moneda fuerte.  Sin embargo, la situación económica de Italia no permitía estas veleidades.  El encarecimiento de los productos debido a la elevación del valor de la lira no hacía competitivos los productos italianos en el exterior, por lo que se reducen las exportaciones repercutiendo negativamente en la industria cuyas fábricas debieron reducir la jornada laboral, con la consecuente reducción salarial y el paro obrero.

Otra gran campaña fue la llamada “batalla del trigo”.  Con ella trataba de reducir la dependencia exterior y lograr el autoabastecimiento.  Efectivamente, aumentó la producción, pero a costa del avance de otros cultivos, generando una peligrosa monoespecialización.

En cuanto a la industria, igualmente se vio inmersa en el dirigismo del Estado mediante la promoción de obras públicas con la cual reducir el paro y dotar a Italia de una infraestructura que adolecía: complejos hidroeléctricos, nuevas vías de comunicación, electrificación del ferrocarril etc.


C)  Autarquía

A partir de 1930 cambia el programa económico.  La repercusión del crack de 1929 es importante: descenso de las exportaciones, aumento del paro, bajada de salarios, cierres patronales, menor rendimiento agrario.  La solución pasaba o bien por devaluar la moneda, como se hizo a partir de 1936, o reducir gastos.

Se optó por la autarquía.  Italia debe vivir de sus recursos y el Estado controla directamente la economía mediante instituciones como Finsinder (acero), Finmare (navegación), Fincantieri (construcción).  Se tiene que recurrir a los grupos capitalistas. 

 El Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI) es en esencia un acuerdo entre capitalismo y fascismo, la injerencia de los grupos financieros industriales en el Estado.
Posteriormente, debido a la conquista de Etiopía, Mussolini plantea una economía de guerra, por ello promueve la búsqueda de yacimientos petrolíferos y de gas natural y desarrolla las industrias de celulosa y fibras artificiales.  La entrada en la II Guerra Mundial convertiría la política económica en una auténtica economía de guerra.

D)   Política Social

La política social del fascismo se encuadra dentro del ideario mussoliniano de una sociedad numerosa que condujera a la formación de una nueva tipología de individuos mediante la colaboración de clases.  Era, una política natalista: elevar la tasa de natalidad y evitar procesos migratorios.

Las medidas impuestas para respaldar la política natalista del régimen iban desde ayudas a las familias numerosas hasta impuesto especiales que recaían sobre los célibes.  Se consiguió pasar en 15 años de 38 a 45 millones de habitantes.

Respecto a las relaciones laborales es el Estado corporativo, como ya se ha dicho, el único interlocutor válido. Del Estado depende cualquier actividad social y económica tal y como recoge la “Carta de Trabajo” de 1927.   Así, el arbitraje de los conflictos laborales fue otorgado en principio a los sindicatos fascistas y posteriormente a las corporaciones (en 1934 los sindicatos se integraron en un sistema de 22 corporaciones dirigidas por el Consejo General de Corporaciones).

C)   Política Religiosa

El problema religioso italiano hunde sus raíces en el proceso de unificación del país en el siglo XIX.   El contencioso iniciado en 1870 entre la Iglesia y el Estado debido a la incorporación de los Estados Pontificios al reino de Italia, aun estaba sin resolver.

Por otro lado, no podemos dejar de apreciar, también, una vertiente, ideológica como era el conflicto entre la doctrina católica y la doctrina totalitaria del fascismo.

La suerte de estas relaciones recaen en manos de Mussolini y del Papa Pio XI, dos personalidades muy diferentes pero con un punto de encuentro ideológico común: su hostilidad al comunismo y al Estado liberal.

El inicio de conversaciones tiene lugar en 1919, en París, entre Orlando (presidente del Consejo italiano) y Monseñor Cerretti (nuncio del Papa en París).

Mussolini, aunque apartado desde su juventud de la religión, juzgó, con una clara visión social del pueblo italiano, los beneficios que se podrían obtener del apoyo católico para consolidar el Régimen.  Por ello desde 1922 hay visibles signos de acercamiento al Vaticano: restablecimiento del crucifijo en los centros de enseñanza, carácter obligatorio de la enseñanza religiosa, presencia de sacerdotes como capellanes en las organizaciones juveniles y en las milicias.

No obstante estas medidas, el gobierno recortó, de forma paralela, la presencia de la Iglesia en otros sectores: supresión de los sindicatos cristianos, limitaciones al as organizaciones juveniles dependientes de la Iglesia.

Firma del Pacto de Letrán
El Pacto de Letrán pondrá punto final a la querella iniciada en 1870.  Será un “quid pro quo” en donde cada una de las partes ceda terreno por el bien común.  

Las conversaciones se inician en 1925 y se finalizan en 1929 con la forma del pacto. 

Este tiene tres partes:

·        Un tratado político
·        Un acuerdo financiero
·        Un concordato

Por el primero, la Santa Sede reconoce el reino de Italia y su capital Roma.  Por su parte, el Estado Italiano reconoce la soberanía e independencia del Estado Vaticano.

Desde el punto de vista financiero, con la entrega de 750 millones de liras y mil millones en títulos de la renta italiana al 5% de interés anual, se liquida la deuda italiana con la Santa Sede.

Monseñor Pacelli y Mussolini
Por último, el concordato regulaba la independencia de la Iglesia y el estatuto de los clérigos y los fieles.

De todas formas, a pesar de este acuerdo, las relaciones entre ambos Estados fueron tensas hasta la caída del fascismo sin que se llegase a una ruptura en el siguiente pontificado de Pio XII por muchos esperada.  Una encíclica de 1938 ponía de manifiesto la incompatibilidad entre el cristianismo y la ideología nazi y, por tanto, el acercamiento entre Hitler y Mussolini debía de generar las lógicas reticencias en el Vaticano.


VI – EL NACIONALSOCIALISMO

1º.- ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Las teorías sobre los orígenes del nazismo son variadas.  Las exponemos de forma resumida:
·        Edad Media, punto de partida de la tradición nacionalista e imperialista.
·        Fenómeno emparentado con las ideologías irracionalistas de los siglos XIX y XX.
·        Pangermanismo, plataforma del nacionalismo, nacido a fines del siglo XVIII y desarrollado con Fichte, Arendt y Treitschke.  Es un movimiento, elevado con Guillermo II a doctrina oficial, que valora la importancia del “superhombre” de Nietzsche que debe estar preparado física e intelectualmente para destruir una civilización corrupta.
·        Nacionalismo como expresión del agravamiento de la crisis del capitalismo.
·        Movimiento genuino del siglo XX como secuela de la crisis de la guerra.

2º.- ORÍGENES DEL NSDAP
La ciudad de Munich fue el centro de oposición a la República de Weimar y es aquí donde nace el movimiento hitleriano.  Entre los movimientos activistas destaca la Sociedad Thulé, centro del racismo y nacionalismo bávaro y que desde 1920 tiene un órgano de expresión, el “Observador del Pueblo”, propiedad del partido nacionalsocialista.
NSDAP en 1921
En 1918 se produce la fundación del Partido Alemán de los Trabajadores con el cual entrará en contacto Hitler al año siguiente influyendo para cambiar el nombre del partido por otro que fuera capaz de arrastrar a la masa, el partido nacionalsocialista de obreros alemanes, y un emblema atrayente –bandera roja con círculo blanco central con una esvástica negra-.  Por otro lado, como servicio de orden para proteger las reuniones del partido se funda en 1920 las S.A (Sección de Asalto).
El primer programa del partido, los 25 puntos,  lo presenta Hitler el 24 de febrero de 1920 durante el curso de la reunión del partido.  Al año siguiente se erigirá en Führer asumiendo la dirección del partido.

3º.- PROGRAMA NACIONALSOCIALISTA
El ideario del partido se basa en los 25 puntos y en la obra escrita por Hitler durante su período de reclusión, Mein Kampf (Mi lucha).
25 Puntos
Los 25 puntos recogen las bases sobre las que tenía que organizarse la estructura social de la nación alemana: antisemitismo, teoría del espacio vital y dirección de un Führer.
La pertenencia a esta nación la marcaban razones biológicas (la sangre como fundamento de derechos y deberes), no jurídicas.  La elevación de la raza aria como principio de la sociedad marcará la diferencia entre población alemana y no alemana.  Estos últimos no solo estarán sujetos a control estatal sino que le serán vetados cualquier cargo público y aquellos que conlleven una difusión pública, como por ejemplo la prensa.  Tras esta forma de concebir la nación alemana se esconde un proceso expansionista debido a la existencia de población germana integrada en otros países tras los acuerdos de la Paz de París.
Desde un punto de vista económico-social, el partido mostrará una particular atención por aquellas clases, que considera, amenazadas por el capitalismo: clases medias de pequeños comerciantes e industriales.  En este sentido tiene lugar las reformas como la nacionalización de los grandes trust, la intervención estatal en los grandes comercios y la reforma agraria sin indemnizaciones de las grandes propiedades.
La obra Mein Kampf es una defensa de la acción, de la lucha, con una base teórica en el racismo.  La lucha por la supervivencia solo es apta para los más fuertes, y la raza blanca, dentro de ella la aria, es la superior.  Lógicamente como los alemanes son los más puros representantes de la raza aria, serían quienes estarían en la cúspide de la jerarquía de los pueblos.  Por el contrario, la raza judía sería un ejemplo de corrupción de la humanidad, según sus presupuestos ideológicos.
Desde este punto de vista la política racial tiene una doble vertiente según se trate de proteger la raza (adoptando medidas pronatalistas, arbitrando esterilizaciones de aquellos sujetos no aptos etc) o de exterminar a la población judía (pérdida de ciudadanía alemana, prohibición de ejercer cualquier profesión liberal o función pública, boicot a los establecimientos judíos, deportación y exterminio).
Los 25 puntos se reflejan de nuevo en la obra de Hitler por cuanto esta superioridad racial lleva consigo no solo la unión de pueblos de raza y lengua germanas sino también la expansión hacia el este, el lebensraum, necesario para el desarrollo del pueblo germánico.

4º.- EL NACIONALSOCIALISMO EN EL PODER
J.Goebbels
La subida al poder del partido nazi se lleva a cabo mediante un doble proceso marcado por un antes y un después de que Hindenburg cediera ante la demanda de disolución del Parlamento.
El “antes” se inicia con el nombramiento legal de Hitler como canciller del Reich.   Haciendo gala de moderación, su primer gobierno es de coalición con solo dos ministros nazis, Frick y Göring, y más tarde un tercero, Goebbels, al frente del ministerio de propaganda.
El “después” representa el primer paso de Hitler para controlar el poder de manera omnímoda.  La campaña electoral es una muestra de acciones punitivas del partido, un claro antecedentes de su sistema de acción: incendio del Reichstag, atribuido al comunista Van der Lubbe, será el pretexto para prohibir el Partido Comunista.

Detencion de comunistas tras el
 incendio del Reichstag

A pesar de no haber obtenido la mayoría absoluta en la elecciones, por medio de las amenazas y habiendo eliminado el “peligro” comunista, Hitler consigue el apoyo del Partido del Centro con lo cual puede gobernar los cuatro años siguientes de manera casi dictatorial en virtud de la “Ley de supresión de la miseria del pueblo y del Reich”.
Tras el Partido Comunista le tocará el turno a sindicatos y organizaciones socialistas, cristianas y liberales, creándose el FAD (Frente Alemán del Trabajo) grupo vinculado al partido en donde se integran trabajadores y empresarios.  A partir de 1933 se anularían el resto de partidos de la República, pasando el partido nazi a ser el único de Alemania.
Precisamente el año 1933 es el inicio de la edificación del Estado totalitario sobre las bases ideológicas contenidas en los 25 puntos y en Mein Kampf.  Los primeros atacados son los judíos y las S.A.  La “noche de los cuchillos largos” (30 junio 1934) elimina prácticamente la organización S.A al ser eliminados sus principales jefes.  En adelante Hitler contará con las S.S y con la Gestapo, policía secreta del Estado.
Con la muerte de Hindenburg en 1934, Hitler asumirá la presidencia del Reich.  El Parlamento deja de ser operativo y con la ayuda de una serie de personas de distintas procedencias se acomete la obra de poner en marcha el Estado totalitario: conservadores (Von Papen, Schacht), nazis (Hess, Ribbentrop, Göring, Himmler), tecnócratas (Speer), militares (general Keitel).
El proceso final para instaurar el totalitarismo es la conversión del partido en partido-Estado, en base a tres medidas:
·        Unión de las funciones de Jefe del Estado y Jefe del Gobierno en una misma persona, Hitler.  Detenta la totalidad del poder y los naszis ocupan los puestos vitales de la administración pública.
    ·        Elevación del partido como pieza fundamental del Estado (esta es una diferencia    notable con el fascismo, donde el partido no tuvo gran influencia)
·        Imposición de la cultura nazi, mediante el control del profesorado y los planes de estudios y contando con organizaciones juveniles que desde la infancia preparaba nuevos militantes.

5º.- POLÍTICA ECONÓMICA
En el período que media entre el año 1933 y 1939, la política económica del régimen tiene dos vertientes: la primera, hasta 1936, es un intento de luchar contra la crisis y de reactivación económica; la segunda, es un período autárquico en donde la base es la preparación para la guerra mediante el rearme-
La política del primer período (1933-1936) está dirigida por los planes económicos del Dr.Schacht (ver Efectos Mefo en Crack 29 – Soluciones Totalitarias). Las bases de su plan, de cuatro años de duración, es el traspaso al Estado del control (regulación) de precios y salarios; creación de nuevos puestos de trabajo en la burocracia y plan de obras públicas para combatir el paro; desarrollo de la industria de armamento; control de la política monetaria para evitar la inflación que provoca el gasto público.  La solución a esto último son los Efectos MEFO con los cuales paga a las empresas, sin emitir billetes.  Igualmente, las importaciones están controladas para evitar, en la medida de lo posible, la salida de marcos.
De todas formas, la falta de materias primas es un obstáculo muy importante que está colapsando a la industria.  El único camino era la economía de guerra y la autarquía.
En 1936 y hasta 1939 se abandona el plan Schacht por otro basado en el autoabastecimiento del país.  Para ello, el gobierno limita el consumo, restringe los beneficios empresariales y congela los salarios, se da primacía a la fabricación de fibras textiles artificiales, de petróleo sintético y se ponen todos los medios para la explotación de los recursos del suelo y subsuelo.   Sin embargo, no se consiguió incrementar la producción necesaria y tampoco se pudo reducir la deuda pública.  La solución será la expansión territorial y, por tanto, la guerra.

6º.- SOCIEDAD
La marcha de la economía en Alemania tras la I Guerra Mundial, a pesar de las crisis, nos presenta una sociedad con rasgos típicos de estar en vías de industrialización y modernización, proceso que ya había comenzado en los tiempos del II Reich.  Así es constante la disminución del porcentaje de población agrícola y un aumento sustancial de la dedicada a la industria y servicios.  El fenómeno de la proletarización es continuo de manera que las tres cuartas partes de la población vive en estas condiciones cuando se produce la Crisis de 1929.  La inoperancia e imposibilidad de la República de Weimar para mejorar los niveles de vida era una posibilidad de triunfo para un líder mesiánico.  La esperanza en un cambio hizo que obreros y clases medias otorgaran su confianza a al partido nazi en las elecciones.
La juventud sirve al Führer
La estructura social del III Reich presenta pocos cambios con relación a su pasado inmediato.  Una ideología basada en la raza difícilmente podría solucionar problemas de índole social: según Hitler cada ciudadano sería utilizado según su capacidad, y esta capacidad tenía estrecha relación con la raza.  Esta es la base de la nueva sociedad hitleriana, una nueva élite compuesta por los arios, miembros del partido y unos dirigentes de la Alemania tradicional (ejército, gran capitalismo) integrados dentro de un régimen que los necesitaba a cambio de privilegios.
El obrero común no estuvo tan favorecido, pues su situación no mejoró al no haber incremento de salarios, si bien el sindicalismo nazi, a través del Frente Nacional del Trabajo, intentó mejorar su situación mediante la integración de patronos y obreros en la misma institución.
Los pequeños comerciantes, pequeños industriales y artesanos no pudieron hacer frente al poder de las grandes empresas, hundiéndose económicamente.
La población agraria, por su parte, continuó el proceso de éxodo hacia las ciudades a pesar de las leyes sobre el control de precios y el intento de crear propiedades medias para elevar los rendimientos y las rentas campesinas, lo que prueba que este sector no mejoró sustancialmente y que tenía relativa importancia dentro de los esquemas económicos del III Reich.

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